jueves, 4 de febrero de 2010

Conócte a ti mismo, conocerás el universo y a Dios.


El trabajo sobre sí mismo es arduo. Aprenderemos a ser humildes para superar las deformaciones de nuestra percepción. Aprenderemos a ser sinceros para iluminar con lo sagrado nuestras sombras. Aprenderemos a ser pacientes sabiendo esperar los procesos de crecimiento y de supneración. Aprenderemos a poner la mirada hacia lo interior, para no compararnos, ni dejarnos llevar por los celos, la envidia, ni la desvalorización. Aprenderemos a aceptar que esta existencia es una escuela viva, un espejo de conciencia y un paso a lo atemporal.

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