domingo, 3 de julio de 2011

La Mitad de la vida (30)


Muchos hombres como consecuencia de estar en la mitad de la vida caen en una crisis religiosa porque la voluntad de conquista con la que tenían éxito en su profesión, la trasladan a su vida religiosa. Quieren constantemente atrapar experiencias religiosas y amasar una riqueza espiritual. Sequedad y desilusión en la oración son una prueba de que tengo que abandonar esa búsqueda de experiencias de Dios, de que tengo que abandonar mi ansia de posesión y ponerme ante Dios con toda simplicidad. Tenía que llegar, para abandonarme por completo en Dios a estar sin pedir constantemente cosas como paz, contento. Seguridad, gozo religioso.

Pertenece también a la serenidad la disponibilidad para el sufrimiento. Serenidad no significa que se tiene y se goza la propia paz. Por el contrario se da de mano la propia paz y se está dispuesto a dejarse conducir por Dios en la apretura. «La genuina paz nace solamente de la «no paz» de la purificación en la apretura». Por eso hay que mantenerse en la apretura y los sufrimientos que conlleva:

«¡Permanece sólo contigo mismo y no corras a lo exterior, súfrete y no busques otra cosa!. Algunos hombres buscan otra cosa cuando están en esta pobreza interior y buscan siempre algo distinto para evitar así la apretura. También se quejan y preguntan a maestros, y cada vez quedan más confusos. Párate sin dudar nada. Después de la tiniebla viene la luz del día, el amanecer del sol.»


Tomado de "La Mitad De La Vida Como Tarea Espiritual" de Anselm Grüm
Imagen tomada de http://elsueldodediogenes.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario