jueves, 7 de abril de 2011

La Mitad de la vida (20)


4. Conocerse a sí mismo La crisis de la mitad de la vida nos coloca ante la exigencia del autoconocimiento que a la vez sería una ayuda para superar la crisis. La gracia de Dios que ha establecido en nuestra cabeza el hasta ahora actual edificio de pensar y de vivir, nos ofrece también la ocasión de conocernos a nosotros no sólo externamente sino en el fondo de nuestra alma, donde nuestro ser íntimo está escondido.
El camino del autoconocimiento está, para Tauler, en la marcha al interior, la vuelta al propio fondo del alma. El conocimiento de sí mismo es por lo pronto doloroso porque descubre implacablemente lo que en el interior hay escondido de oscuridad y maldad, cobardía y falsedad. Por eso se le rehuye. Tauler describe con drásticas imágenes la situación del hombre que rehuye ese autoconocimiento: «Hijos, ¿de dónde pensáis que proviene el que un hombre no pueda llegar de ninguna manera a su fondo?. La causa es la siguiente: Está cubierto de una piel espesa y monstruosa, tan dura como la testuz de un toro y ha cubierto de tal modo su interioridad que ni Dios, ni él mismo pueden entrar dentro: está acorazado. Sabed que hay personas que pueden tener treinta y cuarenta pieles gruesas, macizas y negras como las de los osos.»

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