Las personas estamos acostumbrados a
exigirnos una fidelidad hacia elementos externos, tales como empresas, personas,
grupos, a ideas, creencias, que en realidad están formadas desde lo externo.
La infidelidad consigo mismo la vivimos con
mucha frecuencia, pero no en general no somos concientes de ello por ejemplo me
dispongo a una dieta y como no están integrados lo que digo con lo que hago, ni
siquiera lo creo cuando lo propongo. Lo mismo sucede con el orden; con una
promesa, etc.
Desde el Diamante proponemos una fidelidad a
Sí mismo, es decir al propio corazón, que los “diamantinos” entienden como a lo
intuitivo, a lo que es Atemporal y esencial.
El hombre generalmente confunde los deseos
con la realidad de los valores tales como Libertad, Amor, Justicia, Paz, etc. y
cree que por conocerlos ya los tiene.
Cuando existe la fidelidad consigo mismo nos lleva a una
coherencia: Une corazón y acción, pensamiento y conducta; el aquí y el ahora.
Esto conlleva una Pureza de corazón
Imagen tomada de http://escritoresprovincianos.blogspot.com
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