viernes, 18 de junio de 2010

La mirada desde el patíbulo


"Dostoievsky, el gran vate del pueblo ruso, fue condenado a muerte después de un largo encarcelamiento a causa de sus ideas políticas. Cuando ya se hallaba en el lugar de la ejecución, llegó de improviso el indulto. Su biógrafo nos refiere: "Esos instantes que pasó allí dejaron una marcada huella en toda la vida ulterior. Separado ya en su espíritu de todos vivientes, había visto cernirse sobre su cabeza un inmenso cielo de plomo, y desde lo alto del patíbulo había contemplado el hervidero negro de gente que se apelotonaba a sus pies. Y a su alma, que ante el umbral de la muerte había arrojado lejos de sí todo temor y todo anhelo, se revelaron los corazones de todos los que estaban allí a sus pies. Leyó en ellos con mas profundidad que antes, cuando estaba en medio de ellos. Vió que eran pobres oprimidos, esclavos que palpan en las tinieblas, pero inocentes en lo más hondo de su corazón, y por eso merecedores de perdón...
Cuando bajó del patíbulo, le pareció todo tan insignificante, todo a lo que allá abajo se le da importancia, todo... fuera del amor. Y aunque arrastró después su vida mas de treinta años por la vergüenza, la miseria y el pecado, lo vió siempre todo a través del prisma de aquel cielo plomiso y abrumador, cuya bóveda había gravitado sobre él, cuando veía desde la altura del patíbulo el negro gentío a sus pies. Comprendió de una vez para siempre que todos los hombres sufren..., que todos merecen compasión y que ninguno puede hacerse indigno del amor y así lo anunció durante toda su vida." Y esa vida fue una confirmación incesante de aquellas grandes palabras: "Hermano, no podrás hacer nada para que yo cese d amarte".

Tomado de "La Santificación De La Vida Diaria" M. A. Nailis

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