Reconozcamos que en cada muerte cotidiana, en cada renuncia, que en cada inspiración es un Milagro Infinito de la Vida. Porque la vida está hecha de muerte.
Cada final es un comienzo, muerte es un portal, es un puerta abierta al infinito.
Huir de la muerte no es mas que huir de la vida...¿y si nos reconciliáramos con la muerte?.
Estamos confundidos, creemos que la muerte existe porque confundimos la muerte con el cuerpo... la vida no es el cuerpo, la vida es música, necesitamos un músico y para que alguien dance, baile la vida necesitamos un instrumento y este es el cuerpo.
Podríamos reconocer que en cada segundo existe la vida como la muerte como el principio y como el fin y que hay un lugar donde la conciencia es eterna. Podríamos descubrir ese lugar de la conciencia intensa donde los mundos son profundos: El segundo del preso. El segundo del sentir. El segundo del genuino Amor. El segundo del rendirse, del darse, del entregarse. El segundo del renunciar al "no ser" para realmente Ser. El segundo de perdonar y experimentar la paz infinita que da al morir al pasado, al dejarlo pasar y convertirlo en puro presente. En Presente Vivo en nuestro corazón.
El segundo del sueño en que el sueño y la nube no es un horizonte remoto, sino que el sueño es un fuego amoroso que se enciende en nuestro corazón, que llena la vida de pasión, de sentido de vivir.
El segundo del adiós, el que yo pedí lo adiós pero me quedo contigo en tu corazón, entonces ya no me duele la despedida.
el segundo de la muerte en el cual yo no pienso lo que he perdido sino en todo lo que me ha quedado y así el dolor no se convierte en un duelo y en un sufrimiento permanente; porque sé que tu eres una semilla, y esa semilla, padre y madre, esa semilla germina en tu hijo. Y germina en mi corazón y germina en los hijos de los hijos.
El segundo de mirar la flor y entender que la flor que es la parte mas preciosa de la planta ya está al borde de la muerte. Es el tiempo mas intenso de la planta. La flor es la apoteosis de muerte y de la vida, porque la flor es también apoteosis del crecimiento.
Cada final es un comienzo, muerte es un portal, es un puerta abierta al infinito.
Huir de la muerte no es mas que huir de la vida...¿y si nos reconciliáramos con la muerte?.
Estamos confundidos, creemos que la muerte existe porque confundimos la muerte con el cuerpo... la vida no es el cuerpo, la vida es música, necesitamos un músico y para que alguien dance, baile la vida necesitamos un instrumento y este es el cuerpo.
Podríamos reconocer que en cada segundo existe la vida como la muerte como el principio y como el fin y que hay un lugar donde la conciencia es eterna. Podríamos descubrir ese lugar de la conciencia intensa donde los mundos son profundos: El segundo del preso. El segundo del sentir. El segundo del genuino Amor. El segundo del rendirse, del darse, del entregarse. El segundo del renunciar al "no ser" para realmente Ser. El segundo de perdonar y experimentar la paz infinita que da al morir al pasado, al dejarlo pasar y convertirlo en puro presente. En Presente Vivo en nuestro corazón.
El segundo del sueño en que el sueño y la nube no es un horizonte remoto, sino que el sueño es un fuego amoroso que se enciende en nuestro corazón, que llena la vida de pasión, de sentido de vivir.
El segundo del adiós, el que yo pedí lo adiós pero me quedo contigo en tu corazón, entonces ya no me duele la despedida.
el segundo de la muerte en el cual yo no pienso lo que he perdido sino en todo lo que me ha quedado y así el dolor no se convierte en un duelo y en un sufrimiento permanente; porque sé que tu eres una semilla, y esa semilla, padre y madre, esa semilla germina en tu hijo. Y germina en mi corazón y germina en los hijos de los hijos.
El segundo de mirar la flor y entender que la flor que es la parte mas preciosa de la planta ya está al borde de la muerte. Es el tiempo mas intenso de la planta. La flor es la apoteosis de muerte y de la vida, porque la flor es también apoteosis del crecimiento.
Dr. Jorge Caravajal Posada.
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