sábado, 12 de febrero de 2011

La Mitad de la vida (13)


Frecuentemente el hombre reacciona mal ante la crisis a la que Dios le ha llevado. No reconoce que Dios hace algo en él y que sería importante dejar obrar a Dios en sí. Tauler describe distintos modos equivocados de reaccionar.

La huida
Primera forma de huir: Reformas exteriores.

El hombre puede huir ante la crisis de la mitad de la vida de tres manera. La primera consiste en negarse a dirigir su mirada al interior de si mismo. No sitúa la inquietud y desasosiego en su corazón sino que lleno de impaciencia lo localiza fuera, en los otros, en las estructuras, en las instituciones todas que quiere cambiar. Cuando Dios lleva a la inquietud, revuelve la casa. Cuando con su divina gracia
«llega al hombre y comienza a tocarlo, el hombre, allí donde está, debería esperar, pero se aparta del fondo del alma, se pone el monasterio por montera y quiere correr hacia Tréveris o Dios dónde y no tiene en cuenta el testimonio del Espíritu en él debido a su vagabundaje en las cosas exteriores.»

Como no quiere reformarse a sí mismo, quiere reformar el monasterio. Proyecta el descontento de sí mismo hacia afuera y obstruye con reformas exteriores la entrada al fondo de su alma. Está tan ocupado con los cambios y mejoras exteriores que no percibe cómo su interior no da un paso. La lucha con lo exterior le exime de mantener el combate consigo mismo.
Tomado de "La Mitad De La Vida Como Tarea Espiritual" de Anselm Grüm
Imagen tomada de http://los intelectuales1.bp.blogspot.com/

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